La microbiota intestinal desempeña un papel clave en la salud de los individuos, tanto en adultos como en niños, con funciones como la de proteger frente a la colonización de gérmenes patógenos, regular el tránsito intestinal, conjugar los ácidos biliares y promover la circulación enterohepática, fermentar los hidratos de carbono no digeridos, producir vitaminas y factores de crecimiento y, por último, la maduración del sistema inmunitario.
Los probióticos se han utilizado en gran número de patologías pediátricas, principalmente en problemas gastrointestinales con alteración en la microbiota intestinal como la diarrea infecciosa, el sobredesarrollo bacteriano, la enterocolitis necrotizante y, más recientemente, en procesos inflamatorios crónicos como la enfermedad inflamatoria intestinal o en trastornos funcionales como el cólico del lactante o el estreñimiento. También se ha valorado su efecto beneficioso en alteraciones inmunológicas como la dermatitis atópica, en la prevención y tratamiento de la alergia alimentaria y, en los últimos años, en la prevención de patología del recién nacido pretérmino y en la infección por H. pylori.
Dentro de los principales efectos benéficos en el consumo de probióticos en niños, se han demostrado mejoras en:
-Diarrea aguda infecciosa:
-Diarrea asociada al consumo de antibiótico
-Síndrome del intestino irritable
-Dolor abdominal
-Estreñimiento
-Cólico infantil
-Intolerancia a la lactosa
-Obesidad
-Malnutrición
-Alergia alimentaria
Además de ser restaurador de microbiota intestinal después de tratamiento con antibiótico y de elevar el sistema inmune.
Ventro por su excelente sabor y forma de consumo, es fácil de convertirlo en un hábito de alimentación saludable para los más pequeños de la casa.